sábado, noviembre 15, 2008

Princesas...

...y gaietas.

He llegado a la edad donde he decidi dejar de creer en ellas. En las princesas. He llegado a la edad donde he decidi dejar que muera mi dragon. Aquel ser mitico, bestial y noble que habia dejado habitar dormido en mi interior.

Prefiero volver a ser un niño. Prefiero dejar pasar toda la sabiduria acumulado en ese dragon durante tantos eones, y volver a confiar, amar y vivir como un niño. Prefiero emprender el vuelo con solo un pensamiento que me eleve de mi cama, entre la bruma matutina y la oscuridad que permea los primeros rayos del sol, a elevar el vuelo con sus alas maltrechas y membranosas que se encuentran gastadas por tantas batallas y muestran la cara mas patetica de vivir entre humanos, mientras se es una muestra anacronica del pasado que lo elevo a un grado cuasi divino.

Prefiero ver el mundo a traves de los vivos y despiertos ojos de un niño, que se regocijan entre colores, luces, movimientos rapidos que rayan en lo anarquico, a verlo por entre los ojos sabios, pausados y moribundos de una criatura que lo conoce todo, y de tanto conocimiento se encuentra al grado del paroxismo maximo del aburrimiento y hastio.

Prefiero dejar que ese dragon muera, pues su corazon marchito a muerto a manos de su princesa. Esa princesa que decidio escapar del cuento, dejando sin final (- ni triste ni feliz, solo sin final -) esta historia.

Prefiero creer en gaietitas de gengibre. En brujas que cocinan estas delicias con el sebo desbordante de los niños cautivos y sus contagiosas risas, que crean maravillosas malteadas a partir de las rosadas mejillas de chicos glotones, que se divierten haciendo tiras de gomitas con los suaves intestinos de los pubertos sin ilusiones, que se refugian en su gula, que rebozan alegria (aunque ficticia), que no les importa mas que saber cuanto tiempo mas tardaran en abrir el siguiente paquetito azucarado y cuanto durara el efecto paliativo del subidon de la glucosa.

Prefiero las gaietitas, dulces y tostadas. Esas gaietitas magicas que se desmoronan al contacto con mis manos.

Prefiero el contacto de tus migajas dulces en mis labios, al tacto aterciopelado de las manos suaves de una princesa.

Prefiero ser un niño. Prefiero las gaietas.

Prefiero ser un chico gloton, hambriento de aventuras, avido de conocimiento, hilarante ante el simple volar de una mosca... Aunque se que ese niño volvera a crecer en un dragon cuando se vuelva a enamorar. Que sera un dragon de nuevo, y la unica precaucion que no tomara, sera cubrir su desnudo corazon ante los ojos de su princesa, preparado a dar de nuevo la ofrenda, para bien morir y hacer renacer al niño.

Por el momento... Prefiero soñar con mi gaieta.

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